Columnas de Opinión Socios

Columnas de Opinión Socios
Por: Alfonso Barroilhet, Gerente de Desarrollo de Negocios en Sencorp.
En abril pasado la Dirección General de Aguas (DGA) del Ministerio de Obras Públicas (MOP), ha considerado que el caudal del Río Mapocho registra un déficit de -65% y Río Maipo –53%, respecto al promedio histórico mensual (1981–2010), decretó escasez hídrica en las comunas de Lo Barnechea, Las Condes y Vitacura. Este decreto es parte de los 18 vigentes en 137 comunas de las regiones de Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins y del Maule.
También en abril de este año y según el último Boletín Hidrológico de la DGA, correspondiente a marzo de 2020, entre las regiones de Atacama y El Ñuble el déficit de precipitaciones es del 100% y a nivel país los embalses tienen un déficit respecto a sus promedios de un 50%.
Estos son sólo algunos datos para entender el problema. Desafío que no sólo puede ser combatido con la esperanza de lo que no controlamos: la lluvia, la que durante el invierno pasado registró en julio 2019 el sexto mes del año más seco de los últimos 50 años y el peor de los últimos seis.
Hoy, cuando la contingencia del Covid–19 nos deja enseñanzas sobre la colaboración para salir adelante, plantear soluciones valiosas desde nuestro sector es fundamental. Es aquí, donde el trabajo en conjunto con la autoridad para agilizar un proyecto del uso de aguas grises –esas definidas como aquellas reutilizadas del uso doméstico (duchas, lavamanos, lavavajillas o lavadoras, entre otros– toma real importancia para poder recolectar el recurso desde otras fuentes.
No hay que ir fuera de nuestras fronteras para ver el impacto positivo que podrían generar el uso de aguas grises. La Fundación Un Alto en el Desierto junto a la Universidad Católica de Chile (PUC) y el Liceo Politécnico de Ovalle, desarrolló un gran proyecto de innovación para la reutilización de aguas grises en 15 colegios de Coquimbo. El piloto permite reciclar agua para luego ser almacenada y utilizada para regar áreas verdes públicas, campos deportivos, plazas y jardines.
El gran valor de este proyecto no sólo radica en ser una solución a la escasez del agua, sino que, además, en crear un proceso educativo de valor para la comunidad involucrada y de creación de conciencia sobre el recurso. Además, del probado aporte en la calidad de vida de las personas y de áreas verdes en espacios públicos.
¿Cómo nuestros proyectos inmobiliarios pueden crear valor de esa manera? ¿Cómo la innovación en el uso de aguas grises nos deja a la vanguardia en temas críticos para el país?
La Ley 21.075 publicada en febrero de 2018 que regula el uso de este tipo de aguas no han entrado en vigencia por falta de reglamento. El problema, es que las emergencia hídrica y climática que vivimos no se detiene, sigue creciendo y no esperará al reglamento de una ley que podría provocar un impacto positivo y un mejor equilibrio con el planeta.
Si pretendemos aportar a la calidad de vida de las personas mediante áreas verdes –públicas, privadas o mixtas– permitir el uso de aguas grises en su riego es clave, ya que reduce costos y evita el consumo de agua potable. Por otro lado, si dejamos de regar espacios verdes ya existentes con agua potable, por su alta escasez, dejaremos morir esos lugares. Las aguas grises son una solución real y de valor para un nuevo estándar de eficiencia hídrica.