Columnas de Opinión Partners

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Por: Sebastian Chancalay, director de Ventas y Servicios, Johnson Controls Chile
El Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea ha confirmado que 2023 ha sido el año más cálido del planeta en los últimos 100.000 años. Aparte del fenómeno El Niño, las continuas emisiones de gases son una de las principales causas de este calentamiento, intensificando fenómenos climáticos extremos en todo el mundo. En Chile, por ejemplo, los incendios forestales han devastado miles de hectáreas, afectando significativamente a la sociedad.
En un esfuerzo global contra el cambio climático, la eficiencia energética y la descarbonización son prioridades. Sin embargo, Chile enfrenta desafíos significativos debido a su matriz energética dominada por combustibles fósiles como el carbón y el petróleo, lo que implica altos costos ambientales y económicos. La descarbonización es una necesidad urgente para el país.
En busca de una matriz energética más sostenible y resiliente, la Ley 21.305 fomenta la transición energética, enfocándose en la eficiencia en diversos sectores. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, los edificios son responsables de casi un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero y consumen cerca del 40% de la energía mundial. La adopción de tecnologías eficientes es esencial para reducir estas emisiones de carbono y mejorar la seguridad energética.
La importancia de los datos para la eficiencia energética
Estamos en un punto crítico respecto al cambio climático. Las edificaciones deben reducir o eliminar sus emisiones y, para ello, necesitan proveedores con experiencia en tecnología y servicios.
Como diría la famosa frase “no se puede mejorar lo que no se puede medir”, atribuida a William Thomson, los datos son cruciales en el camino hacia la descarbonización. El uso de datos energéticos, sistemas de gestión de energía y la comparación de datos son fundamentales para lograr la eficiencia energética y reducir las emisiones de carbono.
Más allá de las leyes: las certificaciones y el valor de los activos
Chile promueve políticas que fomentan la inversión en soluciones de descarbonización, aumentando la competitividad de las empresas sostenibles. Esto agrega valor a las marcas que adoptan estas prácticas, ayudando a alcanzar su meta de transición energética para 2030.
Pero los incentivos van más allá de los beneficios medioambientales. Certificaciones como LEED aumentan el valor de los edificios, haciéndolos más atractivos para inversores y ocupantes. Los edificios certificados son más sostenibles, saludables y eficientes, lo que se traduce en menores costos operativos y mayor ROI.
Y para concluir…
La eficiencia energética y la descarbonización son imperativas para el futuro energético del país. La combinación de certificaciones y soluciones avanzadas proporciona un camino viable hacia la sostenibilidad. Invertir en tecnologías eficientes y prácticas de construcción sostenibles no sólo reduce el impacto medioambiental, sino que también aumenta el valor de los activos, creando un futuro más próspero y resistente.
El elemento central de esta estrategia es la alianza con empresas líderes en tecnologías. Las empresas y los gobiernos que deseen liderar la transición energética pueden confiar en este camino hacia sus ambiciosos objetivos de descarbonización.