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Habitar edificios eficientes y saludables es una necesidad imperante

Por: Tamara Quiroz, Coordinadora Comercial Edificación Eficiente Eléctrica, Colbún Soluciones by efizity

Me he desempeñado en el área de las edificaciones eficientes casi toda mi carrera, y he visto cómo se han interiorizado en Chile, desde hace ya más de 10 años, los conceptos de eficiencia energética y sustentabilidad en el rubro de la construcción.

A diferencia de sus pares en Latinoamérica, en Chile los incentivos para diseñar, construir y operar de manera sustentable los edificios, no han venido nunca del Estado. En cambio, en países como en Perú y Ecuador, existen municipalidades que buscan fomentar las construcciones sustentables y plantean beneficios que aumentan también la rentabilidad de los proyectos, como el aumento del porcentaje de constructibilidad, a cambio de lograr una certificación de construcción sustentable (ej. EDGE o LEED). Y es que, en nuestro país, quizás el mercado nacional ha sido más exigente; las certificaciones vinieron a reforzar los estándares de calidad de las edificaciones, que se plantean en un marco normativo que no ha sido riguroso respecto al confort, eficiencia energética ni sustentabilidad. Así, en Chile, las certificaciones de sustentabilidad en edificación son también un sello de mejor estándar y entregan un valor diferenciador a los activos.

En los últimos años el escenario energético se ha vuelto crítico de manera abrupta; si comparamos sólo el año 2020 con el 2021 vemos que la demanda eléctrica creció en un 4,6%, el precio de los combustibles aumentó en un 117%, y a esto se suma la peor sequía que hemos enfrentado en el siglo. Por otra parte, si bien se están generando importantes proyectos de ERNC, la mayoría de las plantas de energía fotovoltaica se encuentran en el norte, y aún falta capacidad de transmisión de energía al resto de las regiones en el sur. Todo eso genera escases energética y aumento del precio de la energía. Sumemos a esto el cambio de paradigma que generó la pandemia del COVID, respecto a las precauciones que hoy tenemos al momento de habitar espacios de trabajo y vivienda.

En este contexto, habitar edificios eficientes y saludables es una necesidad imperante. Diseñar edificios que tengan una baja demanda, pero también luego operarlos de manera eficiente, haciendo gestión energética constante de los consumos, es mandatorio y necesario para aumentar la rentabilidad de la operación de los activos. Al mismo tiempo, generar espacios de trabajo donde se cuide la calidad del aire, y se tengan condiciones de confort que superen por creces las que todos hemos adecuado en nuestros hogares durante el teletrabajo, también es preciso para aquellas empresas que buscan convencer a sus empleados para retornar a las oficinas.

Entonces, el rol de los que trabajamos en la consultoría de edificaciones eficientes no es sólo conseguir una certificación, sino encontrar soluciones que se hagan cargo de esta necesidad. Debemos ayudar a diseñar aquellas estrategias que fuera de contribuir a lograr una distinción, permitan en el corto plazo, disminuir los costos operativos, asegurando siempre el confort y bienestar de sus usuarios. Incluso, fundamentalmente en asesorías en las etapas de diseño, los consultores podemos demostrar que existen estrategias que pueden significar ahorros de inversión con respecto al diseño inicialmente concebido, y que podrían además hacer que el edificio tenga menores demandas durante su operación: ejemplo de aquello es la optimización de las superficies vidriadas.

En edificios que ya estén en operación, en cambio, generar soluciones con ahorro garantizado, demostrando la rentabilidad de las estrategias con los tiempos de retorno de la inversión a nuestros clientes, es fundamental para poder convencerlos del beneficio económico que trae consigo la eficiencia energética. Por otra parte, debemos traducir los resultados en indicadores, ojalá medibles y cuantificables, a fin de poder hacer comparaciones del rendimiento histórico de las instalaciones, pero idealmente también, comparaciones con edificaciones pares, y así hacer que los conceptos de eficiencia energética y sustentabilidad se transformen en beneficios palpables, y evidentes. Luego, podemos también acompañar a nuestros clientes para que puedan hacer gestión energética en base a los indicadores entregados.

En conclusión, dado el escenario tan adverso, debemos generar e implementar más y nuevas soluciones, de la manera más dinámica y práctica posible, para poder contribuir desde el sector de la edificación a enfrentar la crisis del mercado energético y concibiendo edificaciones resilientes al cambio climático, transmitiendo el mensaje de que la eficiencia energética y sustentabilidad ya no son un valor agregado y un atributo, sino criterios mandatorios para el presente y futuro, entregando soluciones útiles a nuestros clientes.

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