Columnas de Opinión Socios

¿Qué mundo queremos construir? Pequeños gestos generan grandes impactos

Por: María Ignacia Díaz Brain, Subgerente General de Intexa.

¿Si este no es el minuto de reinventarse, entonces, cuándo? Considerando que la respuesta de las sociedades frente a las amenazas del cambio climático ha sido tardía, e insuficiente, una posible lección de la actual emergencia sanitaria es que la protección de la vida y de los recursos naturales es fundamental.  En ese sentido, esta pandemia y su impacto asociado, no es sólo un desafío, sino que una oportunidad para plantearnos los proyectos desde la perspectiva de la sostenibilidad en sus diferentes dimensiones: salud y bienestar, producción y consumo responsables, energía asequible y no contaminante, ciudades y comunidades sostenibles, entre otras.

Fue en el año 1987 que se publicó el libro “Nuestro Futuro en Común” o Informe Brundtland, en el que se decretó la definición de Desarrollo Sustentable como “El desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. Esta publicación fue la base para las muchas iniciativas y certificaciones de Edificios Verdes como BREEAM en el Reino Unido, LEED en Estados Unidos, CASBEE en Japón, Green Star en Australia y Nueva Zelandia, e incluso CES en Chile; por mencionar algunas. Inicialmente los conceptos de eficiencia energética y el ahorro económico en el consumo de las edificaciones para los operadores y usuarios, junto con reducir el impacto medioambiental fueron la primera fuente de motivación para comenzar a innovar en las ingenierías y construcción de las edificaciones, pero hoy se suman aspectos de las comunidades y de los usuarios, como la certificación WELL, que toma en cuenta aspectos de acústica, salud mental, comunidad, alimentación, iluminación y confort térmico; siempre desde una perspectiva del impacto del edificio en la salud y bienestar del ser humano que lo utiliza.

Entonces el foco ya no es sólo que la operación y funcionamiento de las edificaciones contaminen menos o idealmente que no contaminen, sino que también que el edificio y sus espacios aporten a la salud, y bienestar físico y mental de los usuarios. En este sentido, ideas nuevas para que el diseño permita el máximo aprovechamiento de los recursos naturales para el beneficio directo de los usuarios, como aprovechar luz natural, no sólo por los beneficios en iluminación y calefacción, sino que también por las tremendas propiedades desinfectantes que ésta posee; o el uso de la ventilación natural de los espacios, para la disminución de la dependencia de sistemas mecánicos, lo cual conlleva que el análisis del emplazamiento y su ubicación geográfica sea fundamental en las etapas tempranas de desarrollo de las ingenierías. Para enfrentar éstos y otros nuevos desafíos, es de vital importancia el uso y apoyo en softwares de modelamientos termodinámicos que nos permitan evaluar las condiciones de la ingeniería desde un enfoque holístico, es decir, considerando e integrando múltiples aspectos que la tornen sostenible.

Por otra parte, la industria de la construcción tiene el desafío de avanzar más rápido en el cuidado del medio ambiente, las diversas certificaciones o nuevos estándares de construcción, muchas veces por el costo, esfuerzo o complejidad para implementarlos generan distancia entre los gestores de dichos proyectos y la posibilidad de adoptarlas. Pero no hay que olvidar que cada uno de estos estándares están compuesto por acciones diversas que no necesariamente tienen el mismo costo de implementación, así medidas tan básicas como el reciclaje de los desechos de cada obra de construcción o uso de prefabricados, ocuparse de los aportes al espacio público y las comunidades donde se inserta la obra, son gestos que pueden hacer la diferencia en un mundo cada vez más atento a variables ambientales y sustentables que hoy pueden definir el éxito o fracaso de un proyecto.

En definitiva, las certificaciones nos han dado una guía y el impulso por hacer aportes concretos a la sociedad y medio ambiente, también podemos hacer aportes desde pequeños cambios, que no necesariamente conlleven el costo asociado a una certificación, pero si a un aporte concreto no solo a reducir mi impacto negativo, sino a crear un impacto positivo. Si cada uno hiciera su aporte, otra sociedad podríamos construir. Estar dispuestos a asumir un costo por un beneficio que no solo es para mi o mi grupo de inversionistas, es la forma de que podamos todos construir un mundo mejor. ¿Qué mundo quieres construir para ti, para tus hijos, para la sociedad como un todo? ¿Qué costo estas dispuesto a asumir para el logro de ese mundo?

En INTEXA tenemos una serie de soluciones de ingenieria y de construcción que nos permiten ayudarte a caminar juntos en este proceso de construir un nuevo mundo.

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